Desde que tengo uso de razón, la pintura y el dibujo han sido parte esencial de mi vida. Desde niño, sentí la necesidad de plasmar lo que imaginaba con cualquier material que tuviera a la mano. Con el tiempo, ese impulso creativo encontró en el óleo su mejor aliado. En mi adolescencia descubrí esta técnica y, desde entonces, se convirtió en mi favorita por su versatilidad, su riqueza en matices y la profundidad que permite alcanzar.

Mis principales fuentes de inspiración son los lugares y las personas. En ambos temas encuentro una conexión emocional: en los espacios, la atmósfera que los envuelve; en los rostros, las historias que callan. Busco que el color sea siempre protagonista, que los contrastes despierten la mirada del espectador y generen una sensación de vitalidad y dramatismo.

La técnica de empaste se ha vuelto una parte esencial de mi lenguaje pictórico. Me atrae su capacidad para crear textura, sombra y volumen, otorgando a cada obra una dimensión casi tangible. A través de ella, intento capturar no solo la forma, sino también la emoción del instante, ese momento suspendido donde el color y la materia se funden para dar vida a lo que antes solo existía en mi imaginación.